VOLVER A EMPEZAR

Algo más de tres siglos nos separan del día en que se puso la primera piedra en lo que fue el Colegio adscrito a la Capilla Musical de Santiago y posteriormente, en 1693 elevada a rango de Colegiata por Inocencio XII, tras la influencia de D. Francisco Benavides Dávila y Corella.
Si bien ha sido fundamentalmente centro de enseñanza durante largas etapas, ha tenido también múltiples funciones en los diversos espacios que constituyen los dos mil metros cuadrados que la integran.

Ha dado cabida a una carpintería, churrería, tienda de ultramarinos, club deportivo, almacén de vinos y posteriormente bar, dos escuelas de primaria de niñas, hogar recreativo de mayores, club juvenil, ambulatorio médico, habitáculo de Cáritas, sede sindical, vivienda sacerdotal, guardería infantil, vivienda del jefe de sindicato, en otra fecha del maestro de música, salón de Acción Católica, salón de Adoración Nocturna, aulas de alfabetización, Museo Parroquial, cárcel y otras pequeñas actividades.

Todas estas servidumbres tuvieron su razón de ser por absurdas que nos parezcan algunas de ellas.
Las circunstancias obligaban, aquí había espacio para todo y para más. De todas ellas destacamos lo
que en esencia fue: un Centro de Enseñanza a lo largo de muchos años. En su inicio; dos escuelas de primaria y cátedras de Gramática, Colegio de Segunda Enseñanza adscrito al Instituto de Jaén, en 1911 nueva apertura con internado para los alumnos del Condado, tras la clausura en el periodo republicano, nueva apertura en 1943. En los años sesenta se crea un nuevo periodo, del Colegio Libre Adoptado, donde licenciados en Ciencias y Letras impartirían docencia junto con el resto de profesores. Dicho centro estaba integrado por sacerdote, licenciados y maestros, así hasta su cierre definitivo algo más de una década después.
El índice de analfabetos en España era ,en los siglos iniciales a su fundación, de alrededor de un ochenta por ciento, con variaciones según fuesen hombres o mujeres o supiesen solo leer o escribir, elevándose el porcentaje si eran ambos conocimientos. Sin duda que en Castellar era notablemente inferior, ya que, al menos las llamadas “cuatro reglas” eran impartidas en el Colegio a un buen número de alumnos.

Como decíamos anteriormente, no solo los jóvenes de la localidad se beneficiaron, también pudieron hacerlo, mediante un internado, los de los pueblos que formaban parte del Condado. La otra posibilidad era ir “en carro” a Baeza y pasar prácticamente todo el año internos con el consiguiente desarraigo familiar y el coste que ello acarreaba. En consecuencia, fueron muchas las generaciones que cursaron estudios de bachiller para pasar a estudios superiores. Siempre con la entrega de un profesorado, que casi de manera altruista, dio lo mejor de sí para sacar adelante empresa tan noble como es la docencia.

Si renacer es nacer de nuevo, es éste el más claro ejemplo. Hemos sido testigos con nuestra presencia, o a través de documentos gráficos, del estado de deterioro y ruina al que había llegado en los últimos años. Era inminente atajarlo de urgencia, como al enfermo que hay que operar porque de no hacerlo morirá sin remedio.

Así se hizo “contra viento y marea” y no solamente se salvó el hundimiento sino que a medida que se iba trabajando se descubría que tras sus muros se escondía toda su belleza oculta. De una parte la piedra y el ladrillo, sobre los arcos que entornan el claustro: la doble arcada superior, oculta por muros y ventanales deteriorados. Aulas mal encaladas comidas por la humedad, que al limpiarlas lucen con aspecto señorial. Suelos que sustituyen a baldosas deleznables o que han emplazado a las losas de piedra que cubrían el claustro, de una parte rotas o inexistentes, ocupando su hueco una plancha de cemento. Su reposición habría sido “parchear” con piezas actuales, valorando su elevado costo, para concluir en una estética de dudosa armonía con las primitivas y con aspecto de suciedad, por su propia naturaleza.

El patio, siempre embarrado, destaca hoy en conjunción con el resto que lo circunscribe, dando una sensación de limpieza y amplitud. En el centro de éste existía un sumidero que apenas recogía las aguas al estar lodado hasta los desagües y dando lugar a que la humedad del subsuelo trepara por las columnas y paredes que encontraba a su paso. Todo ha sido renovado con materiales actuales hasta el alcantarillado y al mismo tiempo los servicios en sintonía con el entorno e higienizados.
El centro del patio ha sido ocupado por una fuente cuadrangular, formando un estanque iluminado y coronada por un surtidor que componen unos cisnes y una plataforma circular, todo ello en hierro forjado. Si hubiera que decir algo, tal vez, sería que cuando se tenga otra idea mejor, sea sustituida por otra en materia de piedra.

En lo que fue patio-estercolero, junto con el espacio que ocupó la antigua churrería se ha levantado un jardín que se hace visible desde la calle Mendo Benavides a través de una puerta enrejada, ubicada en hueco adintelado de una primitiva puerta. También se da acceso al mismo desde el claustro, a través de dos espacios ocupados por puertas. Todo ello iluminado, realzando por la noche su belleza.

Poco a poco se van perfeccionando los espacios, se han puesto puertas nuevas guardando su estilo anterior, se ha innovado rejería, se ha ornamentado con macetones, se han pintado techos y riostras que forman las bovedillas, se ha descubierto un pozo de casi veinte metros de profundidad y sobre todo se ha iluminado todo el edificio con tal acierto que difícilmente podría sacarse más partido y todo ello con un mínimo costo de energía.

Vaya mi más sincera y profunda felicitación a los equipos de albañilería, herreros, pintores, carpinteros, electricistas, jardineros, equipo de limpieza, transportistas, suministro de materiales, por supuesto dirección de las obras, Ayuntamiento en pleno y cuantos han colaborado.

Se puede decir que casi todo ha salido de CASTELLAR, principalmente las personas que se han volcado por esta obra que ha iniciado su caminar a lo que, sin duda, será un foco de cultura para deleite de los que hoy vivimos y las futuras generaciones que nos sucederán.


Miguel Colomer Hidalgo

enero 2016


Comentarios

Entradas populares