De amigo a amico



Francisco de Benavides Dávila y Corella
Inocencio XII


De amigo 
a 
amico
  




Corría el año 1692, se celebraba la fiesta en honor de San Genaro (19 de septiembre), patrono de Nápoles y Su Santidad el Papa Inocencio XII había acudido a su ciudad natal, como todos los años, a conmemorar los actos religiosos y festivos. Nápoles se llena de júbilo y el Santo Padre se acerca a sus paisanos con el cariño que le caracteriza. 
Celebrada la Santa Misa y los honores de salutaciones, queda a solas con Don Francisco de Benavides Dávila y Corella, Virrey de Nápoles desde 1687 (hablan amigablemente). El Papa está contento, en algún momento ha roto la solemnidad y se muestra en toda su sencillez y bondad.
El Conde piensa que es el momento de pedirle lo que lleva desde hace tiempo deseando solicitarle y es, cuando al preguntarle por sus tierras de Jaén, circunscribe la respuesta a Castellar, uno de los pueblos que integran el Condado. Y de su magnífica capilla musical en honor a Santiago Apóstol, de la abundancia de bienes para la consecución de su fines, tanto religiosos, con veinticuatro capellanías, como culturales. Cita a Don Mendo como fundador y él mismo como patrono en la actualidad.
- Quisiera que... 
- Va bene, Francesco
Le interpela el Papa y lo cita para el próximo día 3 del mes entrante en el Vaticano. 

Desde el primero de octubre pernoctó Benavides en Roma en casa de su buen amigo Doménico Scarlatti, hombre influyente capaz de conectar con quien se propusiese. Quiso acompañarle en su entrevista papal, pero el Virrey se bastaba solo y agradeciéndoselo, lo rechazó. 

A las nueve horas se abría la puerta de recepciones. Lentamente avanza Don Francisco portando en el brazo izquierdo una gran carpeta de cuero negro con los planos de Juan Aranda y Salazar. La escritura otorgada ante notario Apostólico, Francisco Osorio Contreras en Granada. Otra también en la misma ciudad el 6 de enero de 1634 ante Alonso Menéndez de Figueroa y por fin en 1643 y 1644 ante el escribano Juan García Muñoz en Castellar y Pedro Ferrer en Murcia.

Bien ordenado, el manuscrito en latín y castellano de la Constitución, Fundación y Patronazgo de la Capilla de Santiago en Castellar (que posteriormente se imprimiría en Nápoles en 1693 en la imprenta de Carlos Porfile).
Una tras otra, las escrituras de los bienes que su fundador, Don Mendo de Benavides, otorgó a la Fundación. Queda el Santo Padre sorprendido por la cuantía de éstos.

- Amico Francesco, me parece muy interesante y... ¿cuál es tu deseo?
- Que esta capilla fuese elevada a rango de colegiata.     
- Déjame toda la documentación, desde mañana mismo estudiaremos la viabilidad para hacer posible este proyecto para bien de los fieles,  de la Santa Madre Iglesia y ese tan querido lugar.
- Categliari dijiste
- Castellar, Santidad. 
Y habiendo pronunciado el nombre en correcto español "CAS-TE-LLAR", siguieron conversando sobre asuntos diversos acaecidos en Nápoles los últimos meses. Quedaron en encontrarse pronto, de nuevo para perfilar todo detalle. 

Con un abrazo lo despidió el Papa y Benavides no cabía en sí de felicidad y gratitud.

En 1692 la Capilla de Santiago fue elevada a Colegiata por Inocencio XII.

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