viernes, 29 de mayo de 2020

TOPÓNIMOS DE MADRID




Parafraseando a mi antiguo compañero de curso, Joaquín Martínez 

SABINA, cuando cantaba aquello de “Pongamos que hablo de 

Madrid”, quiero recordar los diversos nombres que dieron al nacer 

de esta ilustre Villa, que no quiso ser ciudad, ni quedarse en aldea 

lugar.


Trataré de hacer un resumen de los diversos nombres que tuvo a lo 

largo de su historia según obedece a los estudios realizados por 

expertos en toponimia.

El más antiguo, parece ser, de origen céltico y es llamado dicho 

poblado Magerito. Posteriormente los romanos lo transforman en 

Matrice, del latín Matritum. Serán los árabes quienes lo llamen 

Magerit, de la palabra mayra y el sufijo it: Mayrit. En lengua 

romance sonaría Matric. Curiosamente se busca su origen en la 

voz griega Matryleión cuyo significado es prostíbulo.


Infancia:


Yéndome a la prehistoria de mi vida, recuerdo el impacto que me 

causó esta Villa.

Desde mi querido pueblo, Castellar, veníamos mis padres y mis 

hermanas, dos o tres veces al año, a casa de mis abuelos, en primer 

lugar para estar con ellos y pasar unos días más divertidos.

Al llegar, lo primero, la estación de Atocha: su olor, el ir y venir de 

los mozos con las maletas, el silbido de los trenes, el humo y esa 

multitud de personas que nunca había visto. Todo me llamaba la 

atención, esa cantidad de coches, que solía ver desde el piso 

superior de aquellos autobuses. Los taxis con las banquetas 

plegables en la parte de atrás, donde me sentaba. Esa forma de 

andar de la gente, acostumbrado a verlo hacer tan despacito en mi 

pueblo.Y luego, los cines, el teatro y el Circo Price. Aquel olor a 

sandwiches recién tostados, a café, a bollería...

El olor del Metro, mitad grasiento y como a hierro fundido, algo 

parecido al de los ascensores mezclado con cuero y madera. Me 

gustaba como olían los coches y ese humo que desprendían por el 

tubo de escape. No olvido, por el contrario, el aroma que percibía 

al entrar en la perfumería “Álvarez Gómez” en la calle Sevilla o el 

olor a telas de “Almacenes Rodríguez”.

¡Qué simpática era la gente!. En unos sitios me regalaban un 

caramelo, en otros, un pastelito…

Esa Gran Vía que tímidamente se asomaba con luces de neón que 

se apagaban y encendían, con aquel anuncio en el edificio de 

Callao de cigarrillos Camel y yo le preguntaba a mi padre si ahí 

estaba la fábrica de tabaco (se reía…)


Todos aquellos olores que iban desde la densidad de las grasas y 

humos de coches, a perfumerías, cafeterías, tabaco rubio o habanos 

y ozonopino de los cines.

Todo era magia para mí, desde ver un negro o un chino por la calle 

a oír llamar al sereno en alguna noche de insomnio.

Estas sensaciones,acumuladas con tanta intensidad hacía que fuese 

Idolatrada por tanta belleza. Idealista porque sus gentes estaban 

por encima de la cruda realidad. Idílica porque sobrepasaba lo 

natural “De Madrid al Cielo” diría el “castizo” y ahí se quedó para 

siempre. Y, al fin, Idónea para ser la MADRE de todos los 

españoles y de cuantos vienen de fuera.

Este es, para mí y quien quiera compartirlo: MADR (prefijo) de 

madre. ID (sufijo) de Id-olatrada, Id-ealista, Id-ílica, Id-ónea.

De esta unión nace ese MADRID tan querido. Si bien carece de 

rigor científico, podría ser hasta verosímil, de cualquier manera a 

mi me resulta divertido y me gusta más que sea así.



Adolescencia:


A los quince años regresé para quedarme, durante dos años trabajé 

en el Banco Vitalicio de España.

Nuevas experiencias entre aquellas pensiones y la Residencia del 

Hogar del Empleado. No dejaba de sorprenderme que me hablasen 

“de usted”, que me pidiesen perdón por un simple roce, que me 

pidiesen algo “por favor”o me diesen las gracias por una 

consumición o comprar algo. Yo que venía, no de la selva, pero sí, 

algo “selvático”, de los Salesianos de Úbeda, donde no te pedía 

nadie perdón aunque chocaras frontálmente como dos trenes.

Saqué buenas experiencias en mis relaciones sociales, mundo 

laboral y resolución de problemas por mí mismo.

Decidí volver a mi tierra y emprender la carrera de Magisterio con 

la que me he sentido plenamente feliz.


Madurez:


Tras conocer a quien sería mi mujer,Carmen, volví a Madrid, ella 

acabó la carrera de Medicina, nos casamos y tuvimos cuatro hijos:

Miguel, Enrique, Javier y Carmen. Así, hasta la fecha, que alterno 

con mi Castellar que llevo en el corazón.




28 de mayo de 2020

Miguel Colomer Hidalgo

domingo, 24 de mayo de 2020

RECORDANDO TIEMPOS PASADOS



Queridos amigos y amigas:

Se me brinda la oportunidad de dirigirme a vosotros a través de estas páginas, al haberme solicitado

la Corporación Municipal que escribiese un artículo sobre lo que fue el CINE COLOMER. Viendo lo

que ya se ha escrito en esta revista o en otros medios: acerca de su origen, su aportación a la cultura,

el ocio... o simplemente el llenar unas horas del día. Por eso, he decidido enfocarlo al recuerdo de un

aspecto no menos importante como fue el paso de LA COPLA ANDALUZA por estas tierras.


Desde sus inicios, allá por los años cincuenta del pasado siglo comenzaron a desfilar las mejores

figuras del “cante” que alternaban con las representaciones teatrales a cargo de la Compañía de Teatro


de Julio Arroyo (del que hablaremos en otra ocasión) y Compañías de Revista, no menos

importantes; sin olvidar las obras de teatro por aficionados locales, cuyo fin era generalmente benéfico.

Serán los coetáneos de aquellas figuras quienes mejor los reconozcan y los más jóvenes quienes

hayan oído sus coplas en alguna ocasión, sobre todo si son aficionados.


Qué mejor que hacerlo de forma gráfica presentando su imagen a través de una portada de sus discos

. tal vez falte alguno o alguna de los llamados “segundas figuras” que iban en la Compañía y que eran

también muy notables, lamento no poder localizarlos a todos y solo recordar alguno de ellos.




Podríamos decir, son todos los que están; pero no, que están todos los que son. Es decir: a estas

primeras figuras les acompañaban un buen número de artistas llamados de “segunda fila”. En ningún

espectáculo faltaba uno o dos guitarristas que acompañaban a la primera figura, a veces una pequeña

orquesta; los segundos y terceros en categoría, un cuadro flamenco de “bailaoras” que alegraban la

vista. Tampoco faltaba uno o dos humoristas llamados “caricatos” que hacían reír al respetable con

chistes y chascarrillos subidos un poco de tono, otras veces era un mago quien ilusionaba y dejaba

boquiabiertos a los espectadores con sus trucos.


La tarde-noche transcurría, dejando un grato recuerdo en medio de aquellos días de duro trabajo y

poco dinero. Así, hasta que a las pocas semanas se volvía a oír aquello de “el jueves hay cantaores”.

También era dura la vida de aquellas gentes, hoy aquí, mañana allá; pasaban frío, hambre, sueño... A

las tantas, vuelta al autocar sin saber muy bien cuál era su próximo destino. Iniciaban la ruta cuando

empezaba “la aceituna” y la acababan al finalizar ésta, recorriendo los pueblos y ciudades de nuestra

querida Andalucía.

Yo tuve el privilegio de conocer en persona a muchos de ellos, de hablar, de hacernos preguntas, de

ver desde dentro lo que el público veía desde fuera y hoy guardo un recuerdo imborrable de aquellos

tiempos irrepetibles.

Un saludo afectuoso

Miguel Colomer Hidalgo


lunes, 18 de mayo de 2020

MIS DOCE PRIMEROS MESES



Gracias a las manos que ayudaron a mi madre a mi nacimiento, que azotaron mi culito para que rompiera a llorar, que me lavaron y me pusieron en los brazos de ella.

Gracias a las manos que me bautizaron y me hicieron hijo de la Iglesia Católica.

Gracias a las manos que cambiaron los pañales cientos de veces y me pusieron “ Bálsamo Bebé” o polvos de talco si estaba escocido.

Gracias a las manos que me acercaban al pecho para tomar mis primeros alimentos, que me lavaban con todo el cuidado de que el agua estuviese a la adecuada temperatura y luego me ponían los trajecitos que tenían preparados sin conocerme todavía.

Gracias a las manos que me sacaron a la calle por primera vez y vi la luz de mi querido pueblo

Gracias a esas manos que me daban las primeras papillas con toda paciencia, porque ya los finales no los quería y había que tomarse hasta la última cucharada.

Gracias a esas manos que me enseñaron a coordinar los primeros movimientos con cancioncillas como “ Cinco lobitos” o “Pon, pon...”, a decir “adiós” o a señalar con el dedo índice que tenía un añito.

Gracias a esas manos que me sujetaban cuando empezaba a dar los primeros pasos, que me decían “eso no se toca” para evitar los peligros o me hacían “coquillas” para reír y jugaban conmigo para hacerme feliz.

Gracias a esas manos que ataban los cordones de mis primeros zapatos y curaban las heridas de mis rodillas. Que me abrazaban y me dieron todo su AMOR.



Miguel Colomer Hidalgo 18 de mayo de 2020

lunes, 4 de mayo de 2020

APÁRTATE




Quieres vivir y no puedes
Es la danza de la muerte

con sones de cascabeles

que viene pisando fuerte.


Apártala, no hagas caso,

no te muevas, no des pistas,

deja que pase el ocaso,

es posible que resistas.



Silencio…



Ya parece que se ha ido

con su música macabra

y hedor a muerto podrido.

Haz que la puerta se abra.


Vivo

Yo quiero estar siempre vivo.


Miguel Colomer Hidalgo 2 de mayo de 2020

MÁS… QUE…

Es tan rica nuestra lengua que, entre refranes, frases hechas o expresiones jocosas, intercalamos esa chispa de humor que nos hace sonreí...